Pienso que los sueños son difíciles de cumplir, pero valen más que la pena ir detrás o delante de ellos, es necesario no dormirse mientras se sueña porque al cumplirse no queremos haber tenido los ojos cerrados para sentir la satisfacción de verle florecer entre lo que se puede lograr. Cuestan y cuestan mucho, no sólo dinero sino tiempo, paciencia, dedicación, admiración, imaginación, trabajo, aunque yo mismo sea un poco disidente del trabajo, pero es necesario si queremos ver cómo un sueño florece en medio de la deprimente y absorbida sociedad en la que nos encontramos.
Ahí, ¿dónde? Ahí en lograr un sueño creo yo que es donde encontramos la esperanza de ver que las cosas pueden cambiar, es más, algo que esté en el corazón como lo más anhelado tiene como deber ser esperanzador, así mientras los sueños se sigan cumpliendo y cada vez que se cumplan aparezcan otros más es imprescindible ir por ellos cuesten lo que cuesten. Pues para que los sueños se cumplan es indispensable creer que podemos hacernos eternos ante cualquier ser humano, así pues, yo he podido hablar en canto, extrañar 40 minutos, exasperar en la paciencia e impaciencia, objetar a la guerra, escribir sin un lápiz y sin un papel, discernir de lo que es importante y no, aprender de la memoria como único lugar que permanece intacto en el tiempo.
Hoy y siempre grandes años vendrán.
Johan Stith Castro Treffy – Koyac